Si somos sinceros, muchos de nosotros admitiremos que nos cuesta entender cómo se relaciona el cristianismo y nuestras vidas de lunes a sábado. Claro que sabemos que debemos aplicar los sencillos consejos del sermón de cada domingo: cumplir los diez mandamientos y “ser como Jesús”. Pero para la mayoría de nosotros es un reto apreciar la distancia entre ver el cristianismo como un fenómeno exclusivo de los domingos (o una póliza de seguro de vida eterna) y ver cómo la
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